sábado, 29 de septiembre de 2012

Socios sociales

La sociedad es así: un día te sientes famoso y al otro no te reconoce ni tu madre.

Cualquier persona conoce algún caso del típico personaje estricto con sus cosas, que no pasa por el aro de sus congéneres cercanos. Una de esas personas acusadas de nunca ceder ni para dónde tomar las cañas. Serio, con pocos amigos, y generalmente no el más carismático de ellos. Una de esas personas con apariencia de tozudas, de quien se espera que siempre te lleve la contraria, le propongas lo que le propongas.

Quizá hay que ser así con muchas personas. No el estar malhumorado, excepto con quien se merezca cambiar, sino el buscar lo que uno ve mejor en vez de dejarse llevar por los demás*.Porque hay amistades que duran, pero también las hay que caen como las hojas. Se acaba el verano, y adiós muy buenas. Y los hay que dicen "pero nos lo pasamos bien en aquel entonces, ¿eh?". Ya. "Fue bonito mientras duró". Anda y no me jodas.

Creo que no soy el único que vive en el presente, que le da igual lo amigos que hayamos sido si hoy no podemos hablar de mucho más que del tiempo. Sé que hay veces que es difícil, no soy nada bueno a la hora de pensar de qué hablar con tal persona. Pero lo intento, cuando no siento espaldarazos. Comprendo perfectamente que el tiempo es limitado, y uno tiene que gestionar su ocio y tiempo libre lo mejor posible. Pero también entiendo que cuando se pierde el trato, es que ya no hay apenas interés en esa persona, si no puedes sacar un par de horas de tu agenda de vez en cuando.

Y no tengo rencor, aunque mi forma de decirlo sea así de cruda. Soy el primero que le gusta aprovechar su tiempo, y no perderlo en caritas sonrientes de cartón. Si no hay interés mutuo, pues adiós y muy buenas. Esto es, ante todo, un recordatorio para mí: Mide bien con quien usas tu tiempo. No renuncies a lo que desees, no pienses es sólo hoy. Sé tú mismo, y si no le gusta a alguien, pues dos tareas tiene. Mientras hagas el bien, el que se sienta dado de lado que se quiera menos, que hay otros siete mil millones de humanos que también se merecen tu atención.

Pero también ten cuidado de con quien te juntas. De poco sirve pasárselo bien si mañana se olvidan de ti. Júntate con personas con quien tengas aficiones, ideas, o cuestiones materiales (trabajo, situación económica) en común. Juntarse con gente aleatoria sólo puede aspirar a crear amistades de barrio. De adiós y muy buenas.

Así que no creas que el primero que te sonríe es porque te ve como a un hermano. También hay embaucadores en las amistades. Al final lo que cuenta son los socios que mantienes, y los que te parezcan los más sociales, generalmente serán los que más te dejan en la estacada.

*Y esto conecta con la siguiente entrada: lo que se da por amor y lo que se da por interés.