miércoles, 6 de julio de 2011

El dios de la paz

Cuento escrito por un personaje ficticio de la serie anime y manga "Monster"

http://www.youtube.com/watch?v=shpE8Kkw6ls



No recuerdo si se decía el final a continuación en la serie, pero me parece que se corta en el punto perfecto para reflexionar sobre si uno es un dios de la paz, si está bien ayudar tanto a los demás y apenas ayudarse a sí mismo, si se había convertido en un demonio por no ayudarse, o era un demonio por solucionar los problemas de los demás? Podrían ayudarlo los demás a dejar de ser un demonio? Lo harían?

Desde luego, los cuentos de Monster no dejan indiferente. Luego colgaré los otros dos que hay.

Gente de izquierdas.

Voy a hablar de lo que yo llamo gente de izquierda. En unos tiempos fue simplemente la oposición, en otros los que decían ser progresistas. Me importa un carajo.

La definición más exacta que encuentro de ser de izquierdas es quizá la más triste: aquella persona que es incapaz de ponerse de acuerdo con suficiente gente sobre cómo solucionar el problema de la pobreza. Esto se deriva de la definición principal, pero menos práctica a la hora de distinguir: persona que está dispuesta a hacer cambios sustanciales para solucionar la pobreza. Eso de sustancial suena como muy relativo, no? De ahí que prefiera la primera.

Somos incapaces (me incluyo, igual otros no me incluyen) de ponernos de acuerdo en lo que tenemos que hacer para solucionar este problema, y en qué orden. No por capricho, sino por desesperación. Ser de izquierdas significa también tener unos sentimientos importantes por la vida y dignidad de otras personas que lo están pasando mal, que se están muriendo o corren contínuo riesgo. Si incluimos que una buena parte lo son por intereses propios, debido a su situación precaria (igual no son tan fuertes esos sentimientos por el prójimo, o sí, pero suelen mostrar bastante empatía, eso casi siempre), más motivos para que nos demos de ostias entre nosotros.

Podríamos decir, en todas las casas cuecen habas, igual algún partido mayoritario puede ser de izquierdas o tener esa preocupación aunque diga ser de derechas. Nunca.

La naturaleza humana es como es, y jamás una gran parte de la población se pondrá de acuerdo con suficiente preocupación, porque serán conscientes (o subconscientes) de su poder y no estarán dispuestos a hacer cambios drásticos que les perjudiquen. Los locos, preparados para dar buena parte de sus bienes y cambiar su estilo de vida en pro de la mayoría absoluta (que no la nacional), siempre son pocos.

Un grupo mayoritario sólo puede decidir entre no hacer ningún cambio a favor, o hacer alguno, cada cierto tiempo, insuficiente.

Insuficiente porque siempre habrá algún loco como yo esperando a dar más al prójimo que la mayoría.

PD: Las limosnas no solucionan nada. Son la droga a la que sometemos a los pobres para que no se rebelen, nos roben, nos insulten... Y no hablemos de los dramas que provocan las mafias, con gentes extorsionadas que no tienen hambre, sólo quieren dinero para pagarles y que les dejen en paz... La única solución que veo es que roben comida cuando tengan hambre y duerman en las aceras hasta que a la gente se le parta el alma. Por desgracia las muertes de indigentes no aparecen nunca en los telediarios.

sábado, 2 de julio de 2011

Privatización sanitaria y otros absurdos.

Voy a hablar sin información, como merece la pena. Porque al final, con unos datos o con otros, se maquilla hasta a Rajoy.

Analicemos primero la sanidad actual. Desventajas contra la privatización: Mala gestión e ineficiencia. Las dos, derivadas de lo intocables que son los funcionarios y la poca autogestión que tiene un sistema como éste. Es inevitable que los neumáticos se pinchen si no hay nadie que nos haga inflarlos. Numerosos son los casos de médicos que, con una situación mejor o peor, lo cierto es que o bien tratan como quieren a los pacientes, o bien entran a trabajar cuando les apetece. Por no decir que el sistema de citas, si lo que pretende es una atención rápida, que no te den cita para dentro de tres semanas, en unos casos no lo consigue y en otros sólo alarga la jornada del médico que no puede tratar a sus pacientes en el tiempo estimado.

Otros dirán que hay gente que va al médico sin que le pase nada, o que los inmigrantes están colapsando el sistema por entrar sin tener cartilla, o teniéndola pero no mereciéndola por no ser españoles. Ambas cosas deben seguir permitiéndose, en tanto que son un derecho. La primera, además, nos puede pasar a cualquiera, y si no lo hacemos igual caemos en una imprudencia. Quizá el padre del que use ese argumento no le dijo suficientes veces "más vale prevenir que curar". La segunda es cuestión de desinformación. Si supiéramos cuánto contribuyen a la economía española los inmigrantes, teniendo en cuenta lo que se les da a cambio, sabríamos que el balance es positivo, en concreto en 100 euros por español. Éso es lo que nos regalan. Por supuesto que no llega a la cartilla, va a pagar las cosas que votamos y que ellos no han elegido ni se han beneficiado de ellas.

La mala gestión y la ineficiencia radican de un mismo problema: el espíritu de trabajo. No se va a arreglar con la privatización, pero lo que se argumenta a favor de ésta es que, conforme más bajo está uno en el escalafón de la empresa, más espíritu de trabajo tiene, por interés en conservar su empleo. Por esa parte bien, si la empresa es una pirámide suficientemente achatada. Que haya una horquilla salarial, que no haya cargos intermedios que se relajen por la altura de su puesto. Que los accionistas sean de banca pública, a título personal, con un límite de acciones por persona razonable, para que el beneficiado de la gestión no sea un trabajador, casualmente con un alto cargo, y que estos accionistas se organicen en esta empresa para gestionarla adecuadamente. Y cuantos más sean, y de forma más equitativa (por eso el límite de acciones) mejor.

Me temo que la situación financiera no va a permitir ésto. Así que los médicos dejarán de ser una clase superior, para pasar a explotar unos cuántos de ellos (si es que lo son tanto como los explotados) al resto de médicos. No sé en qué nos puede beneficiar esto.

Respecto al copago: Si pagamos todos lo mismo, una jodienda para el que no va siquiera. Si pagamos conforme usamos la cartilla, razón de más para olvidársela e ir a urgencias. Y no hablemos de cobrarle más o menos dependiendo de si tienen un resfriado o una apendicitis.

Y lo peor de todo, que agrava todo esto, son las concesiones. Ni va a haber una pluralidad de empresas sanitarias con medidas que igualen sus condiciones, de forma que el pueblo pueda elegir entre varias, costando éstas lo mismo o dentro de una horquilla por lo menos, ni mucho menos se va a dar el privilegio del monopolio a la empresa más eficiente. Ya sabemos cómo funciona lo demás.